lunes, 20 de agosto de 2012


Catedral de Milán

La catedral de Milán o “Duomo de Milano” es uno de los iconos más representativos de la ciudad, además de esto también es uno de los edificios más famosos  del mundo, donde su grado de complejidad y elaboración la enmarca como una pieza de gran importancia para la humanidad.

Su construcción comienza en 1386 promovida y patrocinada por el duque de Milán Gian Galeazzo Visconti y un famoso arzobispo de la época. Ambos compartían la intención de ofrecer a la ciudad un monumento de importancia.

Es de trascendencia entender que desde el inicio de este proyecto hasta su terminación  en 1887, la catedral pasó por las manos de distintos arquitectos y artesanos lo cual la llevo a obtener su carácter actual.

La catedral es una es una pieza maestra del arte gótico, la cual mescla el gótico tardío, el gótico francés y renacentista. Cuenta con una planta cruciforme como la mayoría de las iglesias de este periodo. Teniendo en cuenta lo mencionado, la iglesia está conformada por una nave central y dos naves laterales que la suceden a lado y lado, las cuales son interceptadas por un transepto y rematan en una ábside.  

En su fachada frontal se encuentran 5 portales, uno por cada nave, los cuales son seguidos verticalmente por ventanales. La nave central es la de mayor altura y los vanos en esta cuentan con una escala mayor en relación con  las otras naves. Por consecuente, Las naves laterales van decreciendo sucesivamente con respecto a la central.

Algo que se destaca en todo el edificio son sus las 138 agujas que lo rodean, las numerosas estatuas que posee entre la cuales se destacan las gárgolas.

En su interior la nave central y las laterales se prolongan creando unas arcadas formadas por la sucesión de hileras de columnas que a su vez  crean  bóvedas de crucero  en su parte superior. Una vez estas naves se unen con el transepto crean en toda la mitad un crucero con forma octagonal, el cual cuenta con un cimborrio de gran altura en su parte superior.

Finalmente la iglesia cuenta con un presbiterio y remata en una ábside la cual cuenta con unos grades ventanales. Estos ventanales son considerados los más altos del mundo y sus magníficos vitrales y el efecto que la luz crea en estos, hace de esta iglesia una obra de gran importancia.

Es relevante  mencionar que las cubiertas de esta iglesia son accesibles  al público y desde estas se pueden apreciar gran parte de la ciudad y muchos de los de los elementos característicos de la catedral como lo son los pináculos y las agujas.

Gran parte de la materialidad de la iglesia es mármol de alta calidad muy resistente a la intemperie y que muestra algunas variaciones de tonos dependiendo de la luz que reciba.

Todos estos elementos mencionados transforman a la catedral de Milán en una de las piezas arquitectónicas más importantes del periodo gótico.

fuentes: wikipedia, wikiarquitectura, newmilantravel

publicado por: Felix E Munoz Rojas

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